martes, 18 de noviembre de 2008

Motivos

Hay días en los que te levantas de la cama y piensas, ¿qué hago yo aquí? No se me ha perdido nada en una ciudad que está a más de 300 Km de mi hogar, sin apenas amigos, con algunos conocidos y con una legión de envidiosos que hacen que los jirones que quedan de tu vida sean cada vez más esperpénticos.
Días grises, como tus ánimos, en los que la lluvia no es más que el reflejo de tu alma. Un alma pisoteada y ultrajada, a la que no le has dado el valor suficiente y ahora, solo ahora te das cuenta que has tirado por la borda, no solo el tiempo perdido, sino el valor que tiene tu persona.
Pero cuando menos te lo esperas, vuelve a salir el sol. La lluvia caída se ha convertido en blanca nieve en las cumbres que se vislumbran más allá del triste cristal de la ventana de tu oficina. La luz tan especial en estas fechas hace que se vean esos colores ocres que tanto te gustan en las ramas de los árboles y las hojas caducas que hay en el piso. Aprovechas para salir a pasear con el fresco aire de la mañana, caminas por la gran avenida que lleva al rio. Pasear a esa hora es agradable, no hay apenas gente en la calle, se entremezclan los noctámbulos y crápulas con los madrugadores, la luz es tenue aún, suficiente para poder disfrutar del paisaje urbano y para que no molesten los rayos directos del sol.
Sabes ya, que nada es eterno, que nadie merece que se pierda la razón por ella. Que en este maldito mundo estamos de alquiler, y que no merece la pena estar pensando en hacer pequeñas reformas al apartamento que tenemos alquilado. Es mejor hacer tu propia casa y si te hipotecas, hacerlo por algo que merezca la pena. Por un paisaje nevado, por una montaña roja, por el ocre de las hojas, por las olas del mar en la playa de invierno…

5 comentarios:

el aguaó dijo...

Piensa, amigo mío, que siempre hay motivos para seguir adelante, como decía aquella canción de Sabina Más de cien motivos.

La luz siempre está ahí, aunque a veces la veamos tan lejana en un tunel oscuro e interminable.

Un abrazo muy fuerte.

callejón de los trapos dijo...

Así es, siempre hay luz despés del tunel, o como buen ciudadano maritimo, después de la tempestad siempre viene la calma. Parece que esa calma necesaria se aproxima, lenta, pero sin dudas.

Gracias y un saludo

el aguaó dijo...

Me alegro pues, amigo mío. Eso es bueno.

Un abrazo.

Híspalis dijo...

Como diriría un buen amigo mio... la cuesta del rosario es dura per siempre llegas a la alfalfa, tarde o temprano...

callejón de los trapos dijo...

Muy buena apreciación Hispalis Interesnte símil cofrade y que me ha robado una pequeña sonrisa socarrona.