lunes, 8 de septiembre de 2008

Aquellos meses de vendimia

No hace muchos años, cuando llegaban los últimos días de agosto o principios de septiembre, cuando ya las tardes eternas de veranos empezaban a menguar, y las noches cálidas iban dando paso al frescor deseado por la mayoría de los mortales, empezaba un nuevo ciclo en la vida sanluqueña.

El cambio de luminosidad, la vuelta al trabajo, y la vendimia hacían que los sanluqueños hiciesen de nuevo de su cotidaniedad su forma de vida. Estos cambios marcaban casi de manera oficiosa el cambio de estación, para pasar del verano caluroso al agradable otoño.

Antes de la entrada de esta estación, había un acontecimiento que era casi festivo. La época de la vendimia. Festivo porque no había tanto moviemiento en la ciudad como cuando empezaba a cortarse la uva. Trajin de jornaleros temprano para el campo para que la peoná no se hiciese muy dura con las horas centrales del día. Tanto movimiento hacía que la ciudad estuviese alegre.

De los momentos que más recuerdo era cuando llegaban los camiones a las viejas bodegas del barrio algo, cargadas de racimos, y jugabamos de manera inconsciente y temeraria alrededor de ellos, esperando que fuesen a parar al suelo algunos de ellos para cogerlos y enjuagarlos en la fuente de la plaza arriba. Tardes de pegajoso paso del tiempo, con churretes en las manos y en la cara del caldo que soltaban las uvas, de jugar con el despalillado del prensado y llegar con todo el cuerpo lleno de pepitas que hacían que te rascases todo el tiempo.

Tardes de juegos, de capataces de bodegas riñendo a los niños, de carreras, de aprovechar hasta el último minuto de la tarde como si fuese la última tarde antes de volver al colegio.

Hoy, el barrio alto está posiblemente más bonito que nunca, encalado, blanco e impoluto, pero echo de menos las tarde de griterio y juegos, el olor a mosto y las moscas pegajosas que te hacían la vida imposible. Maldita especulación que ha acabado con nuestras bodegas, y malditas videoconsolas que han arrancado la infancia de las calles.

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