lunes, 6 de octubre de 2008

Aquellos maravillosos años

Aunque oficialmente el curso universitario se inauguró la pasada semana, no es hasta ésta cuando comienzan las clases y la rutina universitaria. Este fin de semana dando un paseo por las calles céntricas de mi ciudad de adopción, recorrí varias calles repletas de jóvenes pipiolos que entraban de nuevas en los colegios mayores.
Que recuerdos, a aquellos años. El primer año cuando vas a abandonar tu casa no te hace mucha gracia el marcharte, y apuras hasta el último minuto posible para saborear tu tierra y tu hogar. Y esa imagen es la que reviví cuando pasaba por esas puertas, que para algunos parecía que fuesen las puertas de lo desconocido. A una nueva dimensión, y posiblemente esas puertas cambiarán las vidas del noventa por ciento de los que las crucen.
De una manera u otra, es un cambio en tu vida. A algunos le supodrá un giro de ciento ochenta grados, para otros de noventa, y para otros se quedará en un ángulo nulo o muerto, quien sabe, lo que parece seguro es que no te deja indiferente. Antes, te hacías mayor en el servicio militar, ahora, para los que lo sepan aprovechar, la época de estudiante fuera de tu casa, puede servirte para mucho.
La pena es que en la sociedad actual existen unos valores en los que prima el yo y no el conjunto. El yo desde el punto de vista negativo, desde el saberlo todo y no querer que nadie con experiencia te ayude. Esos años de universidad pueden ser los más maravillosos de la vida de una persona, te realizas como tal, conoces gente, maneras de pensar, otros lugares, otras ideas, que pueden enriquecerte. Ese creo que era el espiritu de la vieja universidad, formarte como profesional y como un instrumento útil y enriquecedor para la sociedad. A dia de hoy, el sistema educativo es más similar a una fábrica en la que se generan productos que van a ir destinados a cumplir una función, que a la de moldear y generar corrientes de pensadores y de ideas. Ahora, el universitario solo puede contarte el número de borracheras que ha tenido en una semana, el número de rollos y las clases que se han saltado. Seguramente, a los universitarios actuales, no les marque la universidad, como nos marcó a nosotros, y ya a nosotros no nos marcó como a nuestros predecesores. Creo que lo más gratificante de este paso fueron las tardes de tertulia, de amistades, de estudio a regañadientes y también, como no, de alguna que otra juerga universitaria.
Espero que estos principios del todo vale y del Ego y SuperEgo, pasen rapidamente y sea cíclico, como la economía.

1 comentario:

el aguaó dijo...

Amigo mío, yo recuerdo mis años en la Universidad como de las mejores etapas de mi vida sin lugar a dudas. De las mejores...

Y debo confesarte que asistí a clase y que me lo pasé en grande. Sin lugar a dudas, me matricularía otra vez.

Y pineso igual que tú, estudiar y pasarlo bien, no está reñido.

Un abrazo amigo.