miércoles, 1 de octubre de 2008

Risas y sonrisas...

Una de las grandes virtudes que tiene este entramado de la red es la posibilidad de escribir lo que piensas y leer cosas muy interesantes, que a veces coinciden con ideas que tenías a medio escribir. Leyendo a grandes blogeros, he visto que coincidiamos en temas que tenía medio preparados. Uno, por el flamenco y el otro, por la añoranza de viejos recuerdos relacionados con viejos superhéroes.
Esto me ha hecho sonreir, y a la vez me ha hecho pensar lo poco que solemos reirnos a diario. Normalmente nos levantamos, y ya parece que estamos predispuestos al enfado,o al menos eso es lo que le pasa a la mayoría de la gente.
A mi me gustaría levantarme más tarde de lo que suelo hacerlo. Pero eso no es motivo para ir regalándole a todas las personas con las que me cruce durante el dia malas contestaciones y malos gestos. Suelo salir a la calle, disfrutar de los últimos minutos de oscuridad previos a la salida del sol, del aire fresco y no viciado que hay al salir a esas horas tempranas a la calle.
Me gusta encontrarme con gente de más edad que yo, con el dueño del bar el encargado de la limpieza de las cocheras y a todos darles los buenos días, como cuando era pequeño y la gente saludaba a mi madre cuando nos llevaba al colegio. Esas palabras no se que efecto producirán en las personas con las que me cruzo, pero a mi me dan la vida hasta que algún amargado, que se ha despertado y no tiene a nadie que le de los buenos días, o que simplemente le gusta ir refunfuñando, se cruce conmigo, me ponga a parir e intente sacarme de mi burbuja.
Sigo pensando que el hombre es malo por naturaleza, aunque Dios hubiese querido hacernos a su Imagen y semejanza, no lo consiguió, porque no encuentro otra explicación a este deseo que tenemos que hacerle el mal a nuestro vecino. La envidia, que nunca puede ser sana, el deseo de tener lo que tienen los demás, de poder hacer daño siempre que tengamos la oportunidad. Todo ello nos hace que no disfrutemos de los momentos que de verdad merecen la pena.
Un simple saludo en la escalera, una tarde de lluvia, una puesta de sol, un paseo por la arena de la playa o la lectura de un buen libro...Ojalá riésemos y sonriésemos más.

2 comentarios:

pitijopo dijo...

Ojú, compañero, aquí has dado con una excepción ...

Tuve yo una vez, hace ya casi 200 años, una novia que se enfadaba todas las noches cuando iba a recogerla a su casa, porque llegaba siempre cantando, o contando un chiste, o simplemente riéndome. Ella me recriminaba que parecía que nunca tenía problemas, hasta que un día le contesté "mira, hija de misentraña, problemas tenemos tó el mundo, pero si me viá tené que llevá to el día con la cara de un carajo, pa eso mejón me queo en mi casa tapao hasta las cejas con la manta".

A mí me encanta reirme; en la ducha matinal siempre acabo cantando o haciéndome peinados raros y mirándome por el espejo; con la gente que me cruzo, siempre tengo una sonrisa y un "buenos días" en los labios ... y si llega alguien y se pone a dar porculín, po ná ... peó pa é, y al rato a seguir escuchando marchas en el coche y meao de risa.

Que soñar es gratis, no seamos tacaños con nosotros mismos y seamos libres y alegres.



Un saludo, artista

el aguaó dijo...

Pero ahí estamos nosotros, amigo mío, para cruzar a contracorriente y sonreírle al mundo.

Sigue así, pues ese saber estar es l que hace que se vea la vida de otra forma.

Un abrazo sonriente y un cántaro de agua fresca pa' ti por sonreíre y hacerme sonreir.